No puedo más que comenzar hablando de lo que nos llevó a aquel seductor final ; omitir tal situación
sería de por sí un acto de negación absurdo y fatal. Y es que en esa trivial ida al supermercado , escogiste ese tarro de café y no el otro. Ese que provocaría un conflicto. Y es que lo esencial no es eso , sino que llegaste a violar con desánimo y desenfreno todos los códigos del conocimiento y la filosofía más elaborada. El punto es que después de toda aquella escandalosa perorata , el ambiente claramente se había enviciado. Decidí entonces salir como siempre a las hacer entrevistas. Calles, avenidas, pasajes , autos y luego más calles y más avenidas. Me detuve consternada en aquel sin número , pues lo cierto era que no encontraba la dirección. Sin muchas esperanzas baje del auto , caminé llena de dudas y un no se porqué que me apretaba el estómago de vez en cuando me detenía. seguí mirando las construcciones que ofrecían una vista más allá de mis expectativas.
Decidí entrar en el sin número aún con cierto remordimiento y preocupación. Con la curiosidad aún latente crucé la entrada y me acerqué a la mesa, fue en ese momento en que pude comprobar que le había dado en el clavo con mi sentido de la orientación . Me invitó a un Muffin de zanahoria y un caramel Latte, entonces supe la suerte de ser actriz y no periodista ; y las consecuencias que trae haber comprado un mal café de rebaja.
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