Una Mujer:(como asustada)
Anoche volví a tener esa pesadilla que me hace sudar helado. Me enloquece.
Por primera vez tengo miedo a mis propios sueños, miedo no sólo a no poder
despertar, sino que a seguir soñando. A cerrar los ojos y volver a sentir esa mano fría tocándome,
acariciándome las rodillas y los muslos, como si mi cuerpo fuese un parque de
atracciones. Entonces siento una montaña rusa en el estómago y esa mano que
presiona mi ombligo hasta el fondo y ya no puedo respirar. Se me eriza la piel,
ya no quiero recordarlo. ¿Y si aún estoy soñando? Y esa mano fría que ya no
sólo me toca y me recorre, comienza a subir hasta encontrar mi cuello, entonces
lo huele de cerca y me ata una soga, para comenzar a tirar lentamente…Ya no soy
la reina del mundo. No soy. Porque al mundo lo encerraron en una miniatura de
vidrio, le cortaron sus bosques y sólo
dejaron algunos árboles, el mar está ahogado en silencio, y el agua teñida de
sal, tierra, miedo fresco. Tengo seca la boca. También le arrancaron sus
mujeres, sólo quedamos nosotras y nos confunden, las dos mitades de una sola
Eva. (se toca el cuello con las dos mano)
Tengo alfileres clavados en la garganta y un dolor que nace desde la
creación hasta las yemas de mis dedos. Dios me salve María, porque llena estoy
de tu gracia. Hace una semana que cada
noche me despierto a sobresaltos pensando en todo lo que hice para que por
primera vez fuese el varón de Dios quién diera la primera mordida al fruto.
Tonto, tonto, tontito, lo supe desde la primera vez que lo vi, creado a su
imagen y semejanza, lleno de vigor, con olor a polvo de la tierra. Temo
secretamente que fue eso lo que comenzó a seducirme, un aroma que se pasea
entre las masas queriendo fundirse en una sola carne. El génesis. Es cierto, no pude
resistirme, mi mamá siempre me decía que no tengo fuerza de voluntad, ni poder de erradicar las malas costumbres, entonces de un minuto a otro, con un nudo en
la garganta, las manos sudorosas y el estómago apretado tuve que tomar la decisión y continuar…porque me pone tan
nerviosa y me siento pequeñita, mi corazón artificial comienza a mover sus
engranajes y vuelvo a sentir esas manos heladas que quieren ahogarme. Es ahora
cuando pienso en cantar canciones, de esas que quedan fuera de las lista de
cosas necesarias para vivir. Grito. Grito como Antígona porque estamos
destinadas a morir. Aún no. Nos quedan 1440 minutos antes de concretarlo
todo. (Se toca la cara) Tengo la piel
lisa, suavecita, estaré bonita para mañana, es el séptimo día o el primero, da igual,
se escucharán las voces de los desaparecidos. Se escuchara mi voz y los que han
muerto de pena. ( canta I
want to sing de Regina Spektor), I want to sing to you my love- my only
love and happiness -don´t be so blue so blue- my love this too shall pass- this
too shall pass. ´cause love is a dangerous pastime- caught between madness and
gladness of flight – nothing is wrong and nothing is right- falling asleep and
your arms every night. (Se calla e inspira). Entonces aún es pronto, nos sobra el tiempo para fabricarnos historias, no quiero morirme sin ir al cielo. Cuando miro las nubes pienso en tí María, en tu voz susurrante , rogando por todos los desconocidos. Pediré por ti bonita, para que te perdonen por ser tan miedosa y adorar un pedazo de cerámica . No te preocupes entraremos juntas de la mano..
juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas, juntas....
No me mires con esos ojos María que te convertirás en piedra. No me mires más.
(extracto- en construcción)