-- Iba a abandonar este lugar por lo trillado de las cosas, pero hoy ya volvió la inspiración , nothing to say 1 cor 13--
Todo hombre llora.
El hombre sólo puede buscar engañar su cobardía, su falta de
iniciativa ante el sin sentido de la vida. Sólo puede buscar ser
espectador de la valentía de las mujeres. La valentía del parto.
El conocimiento de la carne. Del extraño en el vientre.
El hombre nace y es abordado por un olvido memorable. Olvido
primero, fundamental, cósmico.
Absorto, exige de la vida lealtad y complicidad. Promueve
acuerdos y busca garantías.
Exausto e intratable, se inquieta en el vientre de la soledad.
La carne sufre, pero el hombre olvida.
Él y su cobardía que protegen a toda costa.
Como si fuese posible mantener en secreto una cobardía
elemental.
La soledad es femenina y la mujer no olvida. Ella sabe que se
nace solo y se muere solo.
Sabe de la soledad como condición de la vida. percibe desde el
cielo de la boca hasta el canal urinário
que entre el sí y el no,
entre el fin y el comienzo,
del siempre al nunca,
estamos irremediablemente acompañados
e incorregiblemente solos.
El hombre sólo puede representar el débil y estéril papel de
conquistador de aquello que no será suyo jamás.
De intentar mezclarse con la multitud para huir
de la soledad. De insistir en estar solo para no permitirse
mostrar toda su cobardía al desnudo.
Por eso, todo hombre llora.
Eduardo Osorio Silva!
