Y si de pronto , pudiésemos vivir de esos segundos de felicidad que en su dimensión se multiplican como eternos? Porque ese momento en que inflamos los pulmones absorbiendo toda belleza de la realidad más simple y la pasión de pequeñas vírgenes; supimos que no había nada más nuestro que la decisión de poder respirar.
De lo que le trajo Proust a mis fotografías - " la fotografía es el producto de una completa enajenación".
Quisiera alcanzar ese tren al cielo; ese que no hace más que pedirle perdón al resultado de sus propios principios estéticos.
"Yo me encontraba en la habitación o más bien no me encontraba todavía en la habitación puesto que ella no había advertido mi presencia.(...) De mi persona (...) sólo estaba presente el testigo, el observador vestido con abrigo y sombrero, el extraño que no pertenece a a la casa, el fotógrafo que ha ido allí para tomar la fotografía de lugares que jamás volverá a ver. En realidad, el proceso que mecánicamente se produjo en mis oídos cuando tuve ante mí la visión de mi abuela fue el de una fotografía. A nuestros seres queridos nunca los vemos sino como parte del sistema animado, del movimiento perpetuo de nuestro incesante amor por ellos; esto hace que antes de que nos alcancen las imágenes que sus rostros nos presentan, esas imágenes sean atrapadas en su torbellinos y re-ubicadas en la idea que siempre hemos tenido de esos seres, obligándolas a adherirse a dicha idea, a coincidir con ésta. Si en la frente y en las mejillas de mi abuela yo estaba habituado a leer los rasgos más delicados y permanentes de su ánimo, y si cada mirada casual es una acto de nigromancia, cada rostro que amamos un espejo del pasado, ¿cómo podía yo dejar de soslayar lo que en ella se había alterado y desdibujado , cuándo los episodios más triviales de la vida diaria nuestro ojo, cargado de pensamientos, desdeña, como en una tragedia clásica, toda imagen que no contribuya al desarrollo del drama y sólo retiene aquello que puede ayudara convertir en inteligible su propósito?...Yo, para quién mi abuela seguía siendo yo mismo, yo que jamás le había visto salvo en mi propia alma, siempre en el mismo lugar del pasado, a través de las cortinas trasparentes de los recuerdos contiguos superpuestos, yo vi de pronto en nuestra sala, que formaba parte de un mundo nuevo, el del tiempo, sentada en el sofá, detrás de la lámpara, rubicunda, gruesa y vulgar , enferma, perdida en sus propios pensamientos, siguiendo las líneas de un libro con ojos que parecían caducos, a una anciana abatida a quién yo desconocía. "
M. Proust - Remembrance of things past.
Y pensar precisamente en ese amor que nos deja ciegos ante los cambios que sufren los objetos frente a nosotros durante el tiempo, no puedo más que mirarme ante el espejo, que no sé si es representación de la naturaleza en sí misma, o si se puede separar al hombre de su objeto, para preguntarme acerca de la cuáles son las intenciones más profundas de mi cámara cuando caprichosamente delimita lo que es esa porción de realidad, que plasma la fotografía a través de su objetivo?...
Sinceramente creo, que hoy por hoy aún no encuentra su debida respuesta , sino más bien obedece a la mecánica de sus placeres culpable que tratan de resaltar la composición en un poquito de su arte...
Respice post te!Hominem te esse memento!