cuando un día me molestó tu repentina indiferencia. No me he atrevido a contártelo, porque se que no tiene sentido. Sólo tienes ojos para tí mismo, para tú grandeza, para tú ridículo egocentrismo. Pero no importa puedo vivir de este modo, creyendo que me vez y me consideras, aunque ni siquiera sepas como me llamo.
Tengo que confesarte ahora , que no pude evitar ser víctima de tus ojos, y que caí en la trampa más cruel que puede haber inventado tu boca , cuando oí por primera vez tu voz.
No se si me hechizaste, o si el universo completo cambio el curso de sus energías, pero lo cierto es que no pude evitar seguirte y querer saber cada segundo , algo nuevo de tí.
Como esas cosas que prometes jamás volverás a contar, debo decirte, que en mi búsqueda desesperada de tu identidad, estuve planeando las excusas más absurdas, pues es el hombre buen tirador y la sonrisa la daga perfecta...
Fue entonces cuando decidí hacerme de valor y pedirte unas palabras; no fracasé en mi intento deseperado porque depronto es la misma adrenalina la que te lanza al vacío inextricable de la estupidez.
Y como si fuera poco el destino persuadido por el azar, me regaló la oportunidad perfecta que me llevó al holocausto de mis tormentos.
Fue aquella tarde de otoño que te ví entrar sólo en aquel café, llevabas junto a tí ...una pila de libro...eso intrigante sombrero negro.
No sabía que hacer, me asaltó la maldita duda de siempre...llevaba semanas imaginando un momento como este en mis más profundos sueños.
El tiempo se volvía mayormente caótico... y se deslizaba antagónico por mi mente. Rápido.Lento.Fugaz...Cada segundo me parecía eterno y llevadero, pero detras de cada paso que daba , aventurándome hacia la puerta, me parecía que quedaban más de dos mil años de historia...sentía el peso con el que se plasmaban aquellas huellas revolucionarias.
Tomé entonces, la tan controvertida decisión, caminé erguida y a paso veloz...la mirada fija en el mostrador, llegue dónde la camarera, casi de un salto...y con voz firme y eleva le pedí mi favorito: Un cappuccino Latte.
Él me miró sobresaltado, le había logrado arrancar de su lectura, había logrado hacer notar mi presencia en ese lugar...le miré con una sonrisa tímida, pues no pude evitar el titubeo...los nervios me carcomían por dentro y me llenaban de un éxtasis dionisiaco.
Me acerqué con el cafe en la mano...y fingí que éramos amigos...me sentí la mujer más interesante e inteligente en aquello minutos, a pesar de que algunas veces no tenía ni idea de lo que me estabas hablando. Todo era mágico en aquel momento....era único, especial, utópico.
Casi perfecto.
Hasta que hiciste aquel gesto, y mi mundo multicolores estalló en un millón de astillas de cristal...fue en ese momento cuando supe, que probablemente toda aquella tertulia, no habría sido más que pura invención mía; miré hacía atrás rogando que no ocurriera lo inevitable....pero ahí estaba ella, guapa, poderosa, caminando hacia nosotros, con aquella mirada de sorpresa.
Él se paró a besarla..y nos presento...yo destrozada y en sus manos, entonces nos sentamos. Y fue en aquel preciso momento en que el mundo cambió para siempre.
si de por sí las cosas no eran lo que parecían, esto fue de todas manera lo peor, porque:
pude aguantar durante semanas que me dibujaras invisible en tu mundo, fui capaz de tolerar que le dieras a otra el espacio , que alguna vez creí que me merecía, pude aceptar el hecho de que había otra en tu vida y ver caer los castillos de arenas al subsuelo, fui incluso lo suficientemente madura para sólo sonreír y no hacerte un escándalo en delante de toda esas angustiadas personas. Hasta me levante en silencio, tome mi vaso y me fui resignada; pero lo que ahora me está matando y con lo que no puedo vivir, es saber que te bebiste el último maravilloso sorbito de mi Latte...
Eso si que no tiene perdón!.
Xauda de Amaranto.
...Porque aunque sea un crimen hacerlo, debo admitir que me encantó tu voz...
